jueves, 7 de noviembre de 2013

Circo de plástico



Andas sobre un tío-vivo creyendo que te golpea el viento hacia buen rumbo, sin darte cuenta que das vueltas sobre ti y hacia ninguna parte. No cambiaras por miedo, miedo a perder una pieza insignificante de tu falso palacio, miedo a que se apaguen las luces de tu atracción, miedo a que nadie se monte contigo ni compren en tu taquilla. Pero lo que no sabes es que los mejores caballos nacen libres y salvajes, desbocados en praderas con cabellos al viento.
Espero que te des cuenta más tarde que nunca y vengas a cabalgar por estas laderas, a chapotear charcos donde se refleje la luna, a soñar bajo el manto de un castaño y a sentir sentirte viva, lejos de ese circo de plástico.
Hasta entonces seguiré a pie, porque sin ti mi caballo no me reconoce.






Latidos anestesiados

Que curiosa la nada
que se lo quiere llevar todo
que viste de amargada
sin importarle como

mas el asombro de algunos
es buscarla en otros
cuando se ven en apuros
se inventan ogros.

Pues para la peor de las torturas
no hay látigos que lluevan
tampoco cadenas ni cerraduras
ni brebajes que envenenan.

Si tus demonios te rompen
y no hay sueños a tu vera
ahora que todos se esconden
y no te salvas de tu guerra.

Con el alma rota y desgarrada
buscas refugio en otros cuerpos
esperas de forma desesperada
que en ti no se posen tus cuervos.

Si solo eres un espejismo
perdido y gastado como tu tiempo,
anhelas ser el mismo
que encontraba oasis en el desierto

pero ya no quedan
se eximieron de tus tragedias
no serán tu diván
y solo en lagrimas te asedias.

Un intervalo infinito
te separa de todo cuanto amaste,
en el calor de una roca
te has vuelto erudito
por todo lo que callaste,
dejando que tu boca
fuera tu pero delito
el silencio fue tu sastre.

Anestesiado para no sentir
como mueres a medias
pero vives por miedo a morir
es la peor de tus querellas.