Andas sobre un tío-vivo
creyendo que te golpea el viento hacia buen rumbo, sin darte cuenta que das
vueltas sobre ti y hacia ninguna parte. No cambiaras por miedo, miedo a perder
una pieza insignificante de tu falso palacio, miedo a que se apaguen las luces
de tu atracción, miedo a que nadie se monte contigo ni compren en tu taquilla. Pero
lo que no sabes es que los mejores caballos nacen libres y salvajes, desbocados
en praderas con cabellos al viento.
Espero que te des cuenta
más tarde que nunca y vengas a cabalgar por estas laderas, a chapotear charcos
donde se refleje la luna, a soñar bajo el manto de un castaño y a sentir
sentirte viva, lejos de ese circo de plástico.
Hasta entonces seguiré a
pie, porque sin ti mi caballo no me reconoce.
Me chivaron este blog y enseguida entré a leerlo.
ResponderEliminarMuy bueno, transmites mucho...
Felicidades.
Cuando quieras puedes pasarte por mi blog, no soy tan profunda pero ahí voy jaja.
Saludos
Marianela